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- ¿En serio quieres hacerlo? ¿Pero en serio? - preguntó insegura la castaña mirando a los ojos de su novia - ¿Estás segura?
La pelinegra la miró directamente, con el ceño fruncido y los labios en un mohin enojado.
- Sí, Yeonnie - confirmó nuevamente - Quiero desde que dijo Momo y no haría mal - la castaña la miró insegura y asintió lentamente para luego acercarse.
- Se te verá bien, ¿pero en realidad quieres? ¿No es porque Momo te chantajeó? - ya sospechaba de la japonesa aquella algún chantaje con su novia para meter esa idea en su cabeza.
Y es que es día estaba Momo, después de una noche larga ya que le día anterior había sido el cumpleaños de su novia. ¡Había cumplido sus diecisiete! Se emocionaba más porque sus cercanos le organizaron una linda fiesta con todas sus cosas favoritas entre ellos nada más.
Nayeon estuvo ahí, algo escensial. Su pastel favorito, decoración de su color favorito, jugo de uva porque su novia le pegó el gusto, a Nayeon. Todo eso le gustaba mucho.
Su madre ya había aceptado en un porcentaje pequeño a la castaña pero aún así se quejaba cada que las veía abrazadas o dándose cariños en algún lado. Obviamente, Nayeon le seguía teniendo miedo, pero poquito menos.
Ese día en la fiesta, Momo había llegado con el cabello pintado morado, una bromita pequeña de Jeongyeon y que traía a Momo con cara enojada y de que quería matar todo el día. Entonces la japonesa mayor, en el tiempo que comían pastel, le había aconsejado a Mina que se pintara el cabello rubio.
Y que se lo cortara a los hombros.
Iba a tener le cabello muy diferente.
Un día después del consejo, Mina se decidió por primero consultarlo con su madre quien no dió mucha batalla ya que en esa situación para ella, que sea lo que su hija quiera. Los arrepentimientos no serán de ella.
Y Nayeon sólo no quería que su novia lo hiciera por la idiota de Momo, que parecía mapache morado por sus ojeras ahora, no había dormido la noche anterior y se nota.
- ¿No te gusta la idea? - preguntó ahora insegura la japonesa.
- ¿Eh? No, no, no, digo sí, pero no - se confundió así que sacudió la cabeza levemente para luego invitar a su novia al sillón donde la sentó en sus piernas y la abrazó - No me gusta la idea que lo hagas por chantaje de la cobradora morada - es que Momo todavía le cobraba los cincuenta dólares - Me gusta que lo hagas por decisión propia.
- Sólo me dió la idea. Ahora que lo pienso, me gustaría darme un cambio - asintió acurrucandose en los brazos y pecho de su novia.
- Bueno. Puedo acompañarte cuando vayas, tal vez luego podemos pasar a comer algo o salimos con las demás - sugirió ocasionando que Mina la mirara con una gran sonrisa y con los ojos echando brillos.
- No hemos salido tú y yo. Luego podemos salir con las chicas, mañana vamos, y por un helado también, ¿está bien? - Nayeon se inclinó capturando los labios de su novia con los suyos por un segundo.
- Está más que bien.
¿A Mina le sorprendió la reacción de Nayeon cuando vio su cambio al siguiente día? No, en realidad no.
Y es que la castaña la miraba boba y a la vez perdida que varias veces la llamó pero la mayor la veía como si fuera una diosa, y Mina se sentía como una cada que la castaña la miraba de esa forma.
Esa mirada brillante llena de amor y protección le daba una seguridad que nunca creyó encontrar en alguien.
Nayeon había llegado a su vida así como así destrozando todo lo que Mina creía, y dejando muchas creencias más.
Mina nunca pensó que alguien la buscaría siempre, que alguien la miraría así de bonito, que alguien siempre le dijera lo hermosa que se ve, que alguien la anime de la forma en que Nayeon lo hace, que alguien la consienta como su novia hace, que alguien mencione su nombre como la castaña lo hace, que alguien hiciera lo posible para salir con ella. Eso y mucho más.
Pero ahora cree en todo eso, cree que merece eso porque Nayeon se lo ha hecho saber, que merece lo mejor. Nayeon la hace sentir como una diosa o una niña que tiene que ser protegida, y no le molesta mucho ya que hay límites para evitar las inconformidades.
Mina, divertida, chasquea los dedos delante de los ojos de su novia para despertarla de su boba expresión pero Nayeon sólo toma su mano y la lleva a sus labios para besar el dorso de Mina con suavidad.
- Eres realmente preciosa, cariño - le dijo logrando que Mina con las mejillas rojas se escondiera en su cuello y pudiera sentir los latidos de su novia fuertemente bombeando, casi haciendo saltar al pecho de la castaña por lo acelerados que eran los latidos.
Mina se promete siempre hacer que esos latidos se aceleren por ella.
- Mi novia es realmente una hermosa persona, tanto por fuera y por dentro. Para mí eres un ser perfecto al cual amo mucho - le susurró mientras Mina se escondía en su cuello todavía sonrojada por las palabras de la mayor.
- ... Yo te amo mucho, Yeonnie - le murmuró con una vocecita aguda, levantando su mano para pasarla por el pómulo de la castaña y luego acariciar los labios y darle un beso rápido, rápido porque se volvió a esconder en el cuello de la castaña al instante después de darlo.
Nayeon también se sonrojaba pero ella no dejaría a Mina sin su refugio, por lo que se quedó allí con su sonrojo visible ya que su novia se escondía en su cuello.
Nayeon no sólo decía cosas lindas por el cabello ahora rubio de su novia, no, lo decía porque la japonesa se vio tan inalcanzable y hermosa saliendo con el cabello ondeando con el viento y su expresión segura.
Pero no inalcanzable para Nayeon que fue la que se robó el corazón de la japonesa desde el segundo uno que la observó.
Mina sería inalcanzable para cualquiera porque la rubia salía con Im Nayeon quien esta realmente sintiéndose afortunada por que la japonesa pudiera enamorarse de ella.
Mina sería inalcanzable pero porque pertenecía a Im Nayeon y viceversa.
. . .
Viva el dinero, las Twice y el MinaYeon.
Ya casi termina esto pero puro soft va a ver.
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